jueves, 10 de julio de 2014

La tradición diabólica

El principio del mal no deja de alterar la vida del hombre sobre la tierra, ya que desde los textos más antiguos de todas las religiones, pasando por tradiciones populares de distintos pueblos, hasta las ciencias más modernas, la Teología, la Ética y la Psicología, los hombres se preguntan acerca de la existencia del mal y reflexionan sobre él.
El diablo como representación del mal es uno de los motivos más antiguos de la cultura occidental. Al hacer un poco de historia, se observa que la palabra diablo proviene del griego diabolos (διάβολος), que pasa al latín como diabolus y significa "el que desune y calumnia". En la Biblia, el diablo es llamado Satanás, voz hebrea que deriva de shatan o schatan: "adversario". Según las tradiciones judeo-árabes y cristianas, Satán era, en un principio, Eblis, uno de los ángeles de Dios que, por negarse a adorar al Ser Supremo fue despojado de su rango y expulsado del paraíso, junto con Adán y Eva, a quienes había seducido. Satán se convierte en el jefe de los ejércitos demoníacos, que tienen por misión tentar, corromper  y acusar tanto a hombre como ángeles.
Otras denominaciones frecuentes del demonio son: Lucifer, Mefistófeles ( o Mefisto), el Maligno y nuestro criollo Mandinga.

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La Salamanca



El origen de esta leyenda se remonta a los estudiantes de la Universidad de Salamanca en donde se dice los estudiantes se juntaban en cuevas para estudiar, aunque otros señalan que para hacer brujería. Así pasó al Nuevo Mundo y tuvo su propia y folclórica mutación ¿Será tal vez que los estudiantes se juntaban para profundizar conocimientos, y como salían tan sabihondos de la cueva, los envidiosos le endosaban los pactos demoníacos?
En Argentina es una fiesta organizada en honor al macho cabrío en algún socavón alejado del poblado. En ella se sirven exquisitos manjares y bebidas y se baila y canta hasta la primera luz del amanecer.
En la Salamanca se encuentran brujas, almas condenadas, y demonios de los infiernos. Juan Draghi Lucero nos cuenta varios casos en su imperdible Las mil y una noches argentinas (lectura obligada para el que quiera contar cuentos bien criollos).

Se dice que a la Salamanca pueden ingresar todos aquellos que deseen hacer un pacto con el Diablo o adorarlo. Al ingresar a la cueva se debe besar los cuartos traseros de un carnero.

En las noches suele oírse el estruendo de la música y carcajadas de los condenados. Si alguien pasa cerca de la Salamanca y no desea ser tentado a ingresar, debe llevar un Rosario en la mano o bien ser un hombre de mucha Fe. La gente que participa de la Salamanca puede estar varios días sin dormir y no se les nota el cansancio, además son "agraciados" con algunas virtudes como la ejecución de instrumentos, la capacidad de canto, la oratoria, etc. signos estos característicos de haber firmado un contrato con el Diablo.

“Un obrero de la zona de Las Bolsas ( Tafí del Valle), solía andar de juerga hasta avanzadas horas de la madrugada, y al día siguiente iba al trabajo como si hubiera dormido varias horas; con el tiempo empezó a hacer plata y ya todos los compañeros se pusieron nerviosos, porque tenía éxito con las mujeres, y siempre salía de noche... hasta una vez nos contó que él le había besado las ancas al carnero en una zanja de La Quebradita (Tafí del Valle)... un día no volvió a la obra y apareció con casa nueva, había dejado el trabajo pero seguía con mucha plata... casi no envejecía, pero algo raro pasó porque lo encontraron colgado del horcón de su casa”, relato de un viejo operador de vialidad de la zona del Infiernillo, Tafí del Valle, que pidió reserva para su nombre.
Siempre, al menos en los relatos vallistos, existió una íntima relación entre salamancas y “ranchos del ahorcado”, en ese entorno se escucharon relatos de grandes domadores, taberos, guitarreros o violinistos (se usa éste término en vez de violinistas) que terminaron sus días colgados con un lazo en el rancho o en un árbol cercano y el papel firmado con la entrega de su alma. En el Segundo Sombra existe un cuento titulado “Miseria” que pinta la situación en forma jocosa.
Elena Bossi, en su Seres mágicos que habitan en la Argentina, hace un mapa del país con las diversas salamancas que se suponen hay en las provincias.



Cancionero relacionado con la Salamanca:



LA SALAMANCA - Zamba
De: Arturo Dávalos

Con la diabla en las ancas Mandinga llegó,
azufrando la noche lunar.
Desmontó del caballo y el baile empezó,
con la cola marcando el compás.

Un rococo de la isla cantaba su amor
a una sapa vestida de azul.
Carboncillo bailaba, luciendo una flor,
que a los ciegos devuelve la luz.

Socavón, donde el alba muere al salir:
Salamanca del cerro natal.
En las noches de luna se puede sentir
a Mandinga y a los diablos cantar.

Jineteando, una escoba cruzaba el añil
de los cielos la bruja mayor;
la lechuza en el hombro y el gran tenedor
disparándole a la Cruz del Sur.

Un quirquincho barbudo tocaba el violín
y un zorrino, con voz de tenor,
desgarraba el silencio con un yaraví,
que Mandinga a cantar le enseñó.
MANDINGA ABRIME LA PUERTA - Chacarera
De: Sánchez

De pobre y casi desnudo
y sin tener qué comer
llegué hasta la Salamanca
pa’ verme con Lucifer.

Mandinga abrime la puerta
le dije cuando llegué
no le tengo miedo a nada
cansado de padecer.

Entra nomás gaucho pobre
que nada te ha de pesar
viniendo a mi Salamanca
ya nada te ha de faltar.

El alba se viene encima
el lucero ya se va
pásenme la tinta china
que un contrato hay que firmar.

Mandinga abrime la puerta
quiero ser guitarreador
dame suerte para el juego
mucha dicha en el amor.

Si querés que abra la puerta
chacarera has de tocar
y en menos que cante un gallo
ya la principié a puntear.

Lindo va dijo el Zupay
no te vas a equivocar
con la cola y mis espuelas
yo te marcaré el compás.

Escuchar La Salamanca


Vocabulario


Salamanca: (arg) salamandra de cabeza chata; cueva de brujerías
Mandinga: mandingue, el diablo, el brujo
Rococo: (arg) anfibio batracio de la región conocido como bufo paracnemis
Carboncillo: (americ) Carbonilla
Quirquincho: armadillo, con cuyo caparazón se montan los charangos o pequeñas guitarras.
Cruz del Sur: constelación celeste que se puede observar en el hemisferio Sur
Yaraví: melodía triste del altiplano
EL SUPAY/ Zupay :  En nuestra tradición, Supay es el genio del mal. Es conocido desde la civilización de los Incas y se lo relaciona con las brujas y  la Salamanca (especie de Academia donde se enseñan cátedras diabólicas). 
El Supay es muy temido y tiene una singular capacidad metamorfósica, es decir adopta distintas formas para manifestarse. 
Puede aparecerse como un viento llamado Huayra Muyoj, originado en el choque de dos corrientes de aire que promueven un remolino, el que pareciera venir desde la espesura del monte atravesando todo lo que encuentra a su paso. Por ello cuando sopla el viento se oye decir a las mujeres temerosas, ¡Cruz! ¡Cruz! ¡Cruz! pidiéndole a Dios que el maléfico remolino tuerza su rumbo. 
También los nativos hablan del pequeño Supay, travieso enano de la siesta que deambula por los ranchos en donde hay niños para llevarlos con él y preparar con ellos pócimas de hechicería. 

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